La humanidad significa consideración por la existencia y por la felicidad de cada uno de los seres humanos. A, Schweitzer

Humanity means consideration for the existence and the happiness of each human being.


viernes, 27 de septiembre de 2013

SEAMUS HEANEY FROM THE REPUBLIC OF CONSCIENCE


I
When I landed in the republic of conscience
it was so noiseless when the engines stopped
I could hear a curlew high above the runway.

At immigration, the clerk was an old man
who produced a wallet from his homespun coat
and showed me a photograph of my grandfather.

The woman in customs asked me to declare
the words of our traditional cures and charms
to heal dumbness and avert the evil eye.

No porters. No interpreter. No taxi.
You carried your own burden and very soon
your symptoms of creeping privilege disappeared.

II
Fog is a dreaded omen there but lightning
spells universal good and parents hangs
waddled infants in trees during thunderstorms.

Salt is their precious mineral. And seashells
are held to the ear during births and funerals.
The base of all inks and pigments is seawater.

Their sacred symbol is a stylized boat.
The sail is an ear, the mast a sloping pen,
the hull a mouth-shape, the keel an open eye.

At their inauguration, public leaders
must swear to uphold unwritten law and weep
to atone for their presumption to hold office –

and to affirm their faith that all life sprang
from salt in tears which the sky-god wept
after he dreamt his solitude was endless.

III
I came back from that frugal republic
with my two arms the one length, the customs woman
having insisted my allowance was myself.

The old man rose and gazed into my face
and said that was official recognition
that I was now a dual citizen.

He therefore desired me when I got home
to consider myself a representative
and to speak on their behalf in my own tongue.

Their embassies, he said, were everywhere
but operated independently
and no ambassador would ever be relieved.

DESDE LA REPÚBLICA DE LA CONCIENCIA
I
Cuando aterricé en la república de la conciencia
todo estaba tan silencioso después de pararse los motores
que oí a un zarapito que volaba sobre la pista, a gran altura.
En inmigración, el funcionario era un viejo
que sacó una cartera de su abrigo hecho en casa
y me mostró una fotografía de mi abuelo.
La mujer de la aduana me pidió que declarase
las palabras de nuestros remedios y hechizos tradicionales
que curan la mudez y alejan el mal de ojo.
No había mozos. Ni intérprete. Ni taxi.
Tenías que llevar tu propia carga y muy pronto
desaparecieron los síntomas del privilegio de deslizarse.
II
Allí la niebla es muy mal presagio, pero el rayo
representa el bien universal y los padres, durante las tormentas,
cuelgan de los árboles a los niños en pañales.
La sal es su mineral más preciado. Y escuchan
caracolas de mar durante nacimientos y funerales.
La base de todos los tintes y pigmentos es el agua marina.
Su símbolo sagrado es una barca estilizada.
La vela es una oreja, el mástil una pluma inclinada,
el casco el contorno de una boca, la quilla un ojo abierto.
En su toma de posesión, los cargos públicos
tienen que jurar hacer respetar la ley no escrita y llorar
para expiar su presunción al ocupar el cargo…
y tienen que proclamar su fe en que toda vida surgió
de la sal de las lágrimas que derramó el dios del cielo
después de soñar en su eterna soledad.
                         III
Regresé de aquella frugal república
con las manos vacías, pues la aduanera
insistió en que sólo mi cuerpo estaba autorizado a pasar.
El viejo se levantó y me miró fíjamente en la cara
y dijo que aquél era el reconocimiento oficial
de que ahora ya era un ciudadano de doble nacionalidad.
Después me deseó que cuando llegase a casa
me considerara su representante
y hablase por ella en mi propia lengua.
Sus embajadas, dijo, estaban por doquier
pero actuaban independientemente
y jamás se reemplazaba a ningún embajador.